05 abril 2007

julieta valero

DÓNDE PUEDE SER VISTO
QUÉ LUGARES FRECUENTA

Transcurres en todo lo que queda innombrado.
Sucedes en la arena que a la mano del tiempo se escapa.

Ocurre tu sexo mientras nadie lo mira,
florece y se licencia
en un triste salón
y nadie va a verle.

Tienes lugar en los ojos de tu madre,
en la boca de amigos, sastres y tenderos,
en el silencio de los contables,
en todas las palabras, comidas y siniestros
a los que renunció tu memoria.

Pero aconteces como nunca en las aceras
cuando libre de vigilias irrumpe
tu sola forma oceánica.

Tu sola forma oceánica,
los modos del mercurio.

Eres un exilio, un empeño en mil direcciones,
la fuerza del viento y su mal maridaje.
Parece que tus ramas brotaran alianzas,
que todo fueran signos de un íntimo
alzamiento. Y caen
las hojas, y no hay estruendo,
sinfonía ni conclusión.

Aunque exactamente hermoso, un instante.

Nunca sabrás el rostro que llevas cuando nadie te mira.
Es un pez del abismo, es un cuento hecho carne,
lo que dicen los dioses cuando está amaneciendo,
lo que piensa un atlante cuando ve que le acechan.
Don del errante, gran dignidad y un lecho para la dulzura.

Pero tú nunca sabrás de ti en tesoro.

Los días cabalgan en los días,
porta un recuerdo de sí todo lo que se rompe,
la ciencia del collar rige a los mortales.

Pero tú nunca, unánime nunca, nunca cielo de ti.



ONDE PODE SER VISTO.
OS LUGARES QUE FREQUENTA

Percorres tudo o que permanece inomeado.
Fluis na areia que à mão do tempo se escapa.
O teu sexo acontece enquanto ninguém repara
floresce e licencia-se
num salão triste
onde ninguém o vai ver.

Tens lugar nos olhos da tua mãe,
na boca dos amigos, alfaiates e lojistas,
no silêncio dos contabilistas,
em todas as palavras, comidas e sinistros
a que a tua memória renunciou.

Contudo aconteces como nunca nos areais
quando livre de vigílias irrompe
a tua forma oceânica única.

A tua forma oceánica única,
a presença do mercúrio.

És um exílio, um compromisso de mil direcções,
a força do vento e a sua má maridança.
Dos teus ramos brotaram alianças,
tudo foi signo de um íntimo
levantamento. Caem
as folhas, não há barulho,
sinfonia ou conclusão.

Embora exactamente lindo, um instante.

Nunca saberás o rosto que tens quando ninguém te olha.
És peixe do abismo, história de carne,
o que dizem os deuses aoamanhecer,
o pensamento de um atlântido quando se sente espreitado,
Graça do errante, dignidade grande e uma cama para a doçura.

Mas nunca saberás o tesouro que és.
Os dias cavalgam os dias,
tudo o que rompe traz uma lembrança de si,
a ciência do colar rege os mortais.

Porém tu nunca, unânime nunca, nunca céu de ti.




II
Transcurso

El otoño es una promesa de sucesos y barcos, es una Jerusalén de noches dislocadas.

Tiene carreteras solitarias como muslos y una luz que invita a la ferocidad y a creer en la belleza de rectas y precipicios.

Es mentira su sinfonía de pérdidas verticales, el acuerdo general para el
llanto.
En verdad se reconoce a octubre por la máscara veneciana y el sexo
frotándose las manos.


Te hice el amor en cada instante despoblado de cuerdas y deber.
Te hice el amor en cada ocio y cuando no lo tuve te hice el amor en atascos y rutinas, por calles en las que, inmóvil, corría tras la súbita
herida en el pecho, tras el desmayo.

Te hice el amor cuanto monte soy capaz y fue mi frente un universo que
dejaba al Pacífico en relato de ciclos sencillos, de agua y cantidad.

Hice cuanto pude por arruinarme.


El deseo es un hueso al que nadie puso nombre.


II
Transcurso

O Outono é uma promessa de acontecimentos e barcos, é uma Jerusalém de noites deslocadas.

Tem estradas solitárias como coxas e uma luz que convida à ferocidade e a acreditar na beleza das rectas e dos precipícios.

É mentira a sua sinfonia de perdas verticais, o acordo geral para o
Pranto.
Na verdade reconhece-se outubro pela máscara veneziana e pelo sexo
esfregando as mãos.

Fiz-te amor em cada instante despovoado de cordas e dever
Fiz-te amor em cada tempo livre e quando não o tive fiz-te amor nos obstáculos e nas rotinas,
Pelas ruas em que, imóvel, corria a seguir à súbita
ferida no peito, a seguir ao desmaio.

Fiz-te amor quantos escolhos sou capaz e foi a minha frente um universo que
Deixava o Pacífico em relato de ciclos singelos, de água e quantidade.

Fiz quanto pude para arruinar-me.

O desejo é um osso a que ninguém pôs nome.