Bosque, rama, hueso
Sostiene al animal entre sus
brazos. A la luz pálida de la mañana, el azul de sus ojos es de un gris
templado, se ondula levemente, parece un mar adormecido. La niña le tienta con
la leche, le pide que le deje acariciarlo. Pero él se niega, no, le dice, no
querrías despertarlo. Así que ambos caminan en silencio, ella detrás de él como
tantas otras veces, doradas las cabezas por el sol que se alza lentamente y que
se asienta, se coloca sobre el cielo que abandona ya el trazo de la noche.
-¿Y qué si se despierta? - le pregunta.
Y qué si se despierta, si como él
también nosotros somos bestias. Qué daño nos haría, se dice ella, sabiéndose
nacida de un vientre parecido, mecida por el mismo viento entre los árboles.
-Quizás nos cuente algún secreto. Quizás
despierto nos lleve hasta el fondo de la tierra.
Y extiende sobre el manto que le cubre la
caricia.
Él se niega. Conoce a fondo el
temple de la bestia. Lo sabe sanguinario, tanto a él como a los otros, lo sabe
vengativo con su especie. Nada de secretos, dice, nada más que dientes en tu
carne. Y la pincha suavemente en el costado, le clava el dedo y luego ríe, se
agita con la risa que resuena como el pájaro.
Bosque, ramagem, osso
Alberga o animal entre os braços. À luz pálida da manhã, o azul dos
seus olhos é de um gris morno, de ondas temperadas, parece um mar adormecido. A
criança tenta-o com leite, pede-lhe que se deixe acariciar. Mas ele nega-se, não,
diz-lhe, não o quererias acordar. Assim ambos caminham em silêncio, ela atrás
dele como tantas outras vezes, douradas as cabeças pelo sol que se levanta
lentamente e se senta, colocando-se sobre o céu que abandona já o traço da
noite.
- E o que se passa se acordar? – pergunta-lhe
E o que se passa se acordar, se como ele também nós somos bestas. Que
mal nos faria, diz-se ela, sabendo-se nascida de um ventre parecido, agitada
pelo mesmo vento entre as árvores.
- Talvez nos conte algum segredo. Talvez acordado nos leve até ao fundo
da terra. E estende sobre o manto que o cobre a carícia.
Ele nega-se. Conhece a fundo o tempero da besta. Sabe que é sanguinário
quer par ele quer para os outros, sabe que é vingativo para com a sua espécie.
Nada de segredos, diz, nada mais que dentes na tua carne. E espeta-a suavemente
nas costas, crava-lhe o dedo e depois ti, agita-se com o riso que ressoa como o
pássaro.