a la primera palabra
le ofrecimos un poncho de espóndilos
y en sus tobillos
atamos sonajeras
cuando la noche se
volvió hueso
ella huyó con su
aire
luego quedamos
manchas
de aquellos que
creímos danzar en su esqueleto
à
primeira palavra oferecemos-lhe um poncho vertebral
e
nos seus tornozelos atamos chocalhos
quando
a noite se tornou osso
ela
fugiu com o seu ar
depois
ficamos manchas
daqueles
que julgávamos dançar no seu esqueleto