Las bañistas
En el gélido vaso de cerveza
toqué el sol con los dedos
ese día que hicimos retroceder el mar.
No sé cómo lo hicimos, pero lo hicimos.
Una escolta de 900 músicos
sonaba sus trompetas y sus trombones
mientras nos deslizamos
por la marisma, pateando los cangrejos,
y gritando los nombres
de todos aquellos a quienes odiamos
y quienes nos odiaron,
y dando puñetazos a la silueta
que recreaba el aire maligno,
escupiendo como hienas rubicundas
las sombras donde asomaban
las cabezas de aquellos
que nos negaron la misericordia
y la noche de paz,
y así fuimos felices aquel día,
y lo somos ahora.
Nuestros trajes de baño indestructibles,
como cestas con estrellas de mar,
nos mantienen perfectas
y dulces, y bastante felices también.
Y aunque no olemos a esencias de baño
y nuestros cabellos enredados
son casi todo arena,
lo único que nos importa es la colina
y la luna sobre las aguas
y nuestros gritos que imitan
el grito de la grulla.
Aprendimos a disolver
nuestros relucientes apellidos
como pastillas de menta
en la boca, antes de escupirlos.
Siempre será algo emocionante
tenderse en la oscuridad
para inventar el mundo.
As banhistas
No gelado copo de cerveja
toquei o sol com os dedos
nesse dia, fizemos retroceder o mar.
Não sei como fizemos, mas fizemos.
Uma escolta de 900 músicos
soava os seus trombetas e os seus trombones
enquanto deslizamos
pelo pântano, pontapeando os caranguejos,
e gritando os nomes
de todos aqueles a quem odiamos
e aqueles que nos odiaram,
e dando murros à silhueta
que recriava o ar maligno,
cuspindo como hienas rosadas
as sombras onde apareciam
as cabeças daqueles
que nos negaram a misericórdia
e a noite de paz,
e assim fomos felizes nesse dia,
e assim somos agora.
Os nossos fatos de banho indestrutíveis,
como cestos com estrelas do mar,
mantêm-nos perfeitas
e doces, e bastante felizes também.
E embora não cheiremos a essências de banho
e os nossos cabelos emaranhados
sejam quase todos areia,
a única coisa que importa é a colina
e a lua sobre as águas
e os nossos gritos que imitam
o grito da garça.
Aprendemos a dissolver
os nossos reluzentes apelidos
como pastilhas de menta
na boca, antes de as cuspir.
Sempre será qualquer coisa de emocionante
estender-se na escuridão
para inventar o mundo.