Matria
La niña dibuja la
felicidad
sobre el cristal que
tamiza una verja.
Óxido que da color
al sudario helado de
las calles.
El vaho borra la
pintura de dedos,
la niña prosigue su
tarea,
su juego.
Que se empañen los
sueños es necesario
siempre que la luz
nos devuelva un unicornio.
La vieja se asoma al
ventanuco
aún no se ha
regalado la nieve
y crepitan las
sonrisas de la niña
para espanto de
quien perdió las ganas
y se deshace por
dentro
con tanto recuerdo
ajado.
Hay ríos de hielo,
nidos de escarcha,
ruinas de silencio
herido
desnudas por un
tímido sol de invierno.
El misterio
desvelado galopa
sobre una vereda
raída de miedos
una mañana
confitada de recuerdos.
Ambas se miran con
sigilo
(palpita la ternura
intacta),
el hogar siempre es
cálido.
Gira el azúcar en
la taza
como en la vida el
polvo de hadas.
Mátria
A
miúda desenha a felicidade
sobre
o vidro que peneira uma cerca.
Óxido
que dá calor
ao
sudário gelado das ruas.
O
vapor apaga a pintura dos dedos,
a
miúda prossegue a sua tarefa,
o
seu jogo.
Que
os sonhos se enevoem é preciso
sempre
que a luz nos devolva um unicórnio.
A
velha assoma à adufa
ainda
não se ofereceu a neve
crepitam
os sorrisos da miúda
para
espanto de quem perdeu o desejo
desfazendo-se
por dentro
com
tanta lembrança envelhecida.
Há
rios de gelo, ninhos de geada,
ruínas
de silêncio ferido
despidas
por um tímido sol de inverno.
O
mistério desvelado galopa
por
uma vereda desgastada por medos,
uma
manhã cristalizada de recordações.
Ambas
se olham com sigilo
(palpita
a ternura intacta),
a
mátria é sempre cálida.
Mexe
o açúcar na chávena
como
na vida o pó mágico.