La palabra Despecho
La palabra despecho constituye
un éxito del lenguaje
-y el lenguaje siempre es patrimonio del opresor-.
La palabra despecho desactiva
todo discurso, anula cualquier
fisura. Convierte en indecible
la quemazón que origina la cuerda.
La palabra despecho produce Casandras,
dibuja márgenes, construye afueras
donde replegarse, rincones de pensar
que nos convenzan de que todo era válido
durante la guerra pero la guerra ha acabado.
El lenguaje nos niega la rabia del vencido,
condenándonos al llanto blando de la pérdida,
borrando cuidadosamente cada uno
de los trazos infringidos sobre el cuerpo-alfabeto
de mi lengua.
La palabra despecho no me deja decir
la palabra víctima.
La palabra Despeito
A palavra despeito constitui
um sucesso da linguagem
-e a linguagem sempre é património do opressor-.
A palavra despeito desativa
qualquer discurso, anula qualquer
fissura. Torna-se indescritível
a queimadura que origina a corda.
A palavra despeito produz Casandras,
desenha margens, constrói subúrbios
onde se recolher, cantos de pensar
que nos convençam de que tudo era válido
durante a guerra mas a guerra acabou.
A linguagem nega-nos a raiva do vencido,
condenando-nos ao choro suave da perda,
apagando cuidadosamente cada um
dos traços infringidos sobre o corpo-alfabeto
da minha língua.
A palavra despeito não me deixa dizer
a palavra vítima.
Yo soy el cuerpo-idioma de mi guerra,
la maraña de significantes ávidos
y siempre dispuestos a producir
torcidamente un inmediato escozor.
¿Quién me enseñó a doler?
¿quién naturalizó el insomnio
y me entregó estas toscas armas
contra mí misma?
¿En qué momento empezó
la terca batalla por salvarme?
Eu sou o corpo-idioma da minha guerra,
o emaranhado de significantes ávidos
e sempre prontos a produzir
torcidamente uma imediata arditura.
Quem me ensinou a doer?
quem normalizou a insónia
e me deu estas toscas armas
contra mim mesma?
Em que momento começou
a obstinada batalha para me salvar?