Recuerdo
Yo había sonreído.
Nada más. Pero la claridad fue en mí, y en lo hondo de mi silencio.
Él me
seguía. Como mi sombra, irreprochable y ligera.
En la
noche, sollozó un canto…
Los
indios se alargaban, sinuosos, por las callejas del pueblo.
Iban envueltos en
sarapes, a la danza, después de beber mezcal.
Un arpa y una jarana
eran la música, y la alegría eran las morenas sonrientes.
En el
fondo, tras el Zócalo, brillaba el río. Y se iba, como los minutos
de mi vida.
Él me
seguía.
Yo
terminé por llorar. Arrinconada en el atrio de la Parroquia,
amparada por mi rebozo de bolita, que se empapó de lágrimas.
Lembrança
Eu
tinha sorrido. Apenas isso. Mas a claridade foi em mim, e no fundo do
meu silêncio.
Ele
seguia-me. Como sombra minha irrepreensível e leve
À
noite soluçou um canto …
Os
índios estendiam-se, sinuosos, pelos becos da vila.
Estavam
envoltos com ponchos, na dança, depois de beberem mescal.
Uma
harpa e uma farra eram a música e a alegria estava nas morenas
sorridentes.
Ao
fundo, depois do pedestal, brilhava o rio. E fluía, como os minutos
da minha vida.
Ele
seguia-me.
Acabei
a chorar. Encurralada no átrio da
Paróquia, abrigada pelo meu surto de
bolinha, que se encharcou de lágrimas.