Clases de
natación
A los nueve años descubrí cuánto pesa un cuerpo
en el fondo de una
piscina.
Hasta entonces, solo
conocía la ligereza de flotar,
cruzar de punta a
punta la vida en una alberca. Las
horas fluían,
abriéndose bajo cada brazada. En ese
húmedo trance de
quietud, todo parecía liviano.
Solo mi padre
sospechaba de ese hondo santuario
en que me sumergía,
y sus ojos vigilaban mi ritual.
Esa tarde, algo
rompió la nitidez del fondo. Un
cabello largo subía
como humo buscando la
superficie. Dos
brazos agitaban el agua sin alcanzar el
vuelo. Me acerqué,
sus manos se aferraron a mi cuello,
y en un violento
nudo de codos y burbujas nos fuimos
alejando sin luz.
Supe en ese instante cuánto pesa
la vida en el fondo
de una alberca: es llevar la muerte
colgada del cuello
como un ancla; pesa más aún que la
mano que cierra unos
párpados por última vez.
Esa tarde nos
salvaron las señales de humo y los
ojos de mi padre.
Pero nada nos libro de morir a la
niñez, y nacer
prematuramente, en esa placenta de
cloro, al dulce
agobio de saberse mortal.
Aulas
de natação
Aos
nove anos descobri quanto pesa um corpo
no
fundo de uma piscina.
Até
então, só conhecia a leveza de flutuar,
atravessar
de um lado ao outro, a vida numa piscina. As
horas
fluíam, abrindo-se debaixo de cada braçada. Nesse
húmido
transe que quietude, tudo parecia leve.
Só
o meu pai suspeitava desse fundo santuário
onde
eu submergia e os seus olhos vigiavam o meu ritual.
Nessa
tarde, alguma coisa quebrou a nitidez do fundo. Um
cabelo
longo subia como fumo à procura da
superficie.
Dois braços agitavam a água sem conseguir o
voo.
Aproximei-me, as suas mãos agarraram-se ao meu pescoço,
e
num violento nó de cotovelos e bolhas fomos-nos
afastando
sem luz. Soube nesse instante quanto pesa
a
vida no fundo de uma piscina : é levar a morte
pendurada
ao pescoço como uma âncora ; pesa mais ainda que a
mão
que fecha pálpebras pela última vez.
Nessa
tarde, fomos salvos pelos sinais de fumo e pelos
olhos
do meu pai. Mas nada nos livrou de morrer na
infância,
e nascer prematuramente, nessa placenta de
cloro,
no doce fardo de se saber mortal.