Mostrar mensagens com a etiqueta natalia garcía freire. Mostrar todas as mensagens
Mostrar mensagens com a etiqueta natalia garcía freire. Mostrar todas as mensagens

03 junho 2022

natalia garcía freire

 

Cocuán con sus casas de adobe medio hechas y vacías. Cocuán con sus calles de tierra, lodo y piedras. Los farolitos rotos donde vuelan galaxias de moscas y polillas, el olor a alcantarilla y caña pica la nariz. Hay otro olor que cuesta nombrar. Huele a carne, a carne de vaca, a piel gruesa de cerdo y orines de pájaro, huele a desquicio.

Una noche en el monasterio el párroco Santamaría empezó a aullar. Al día siguiente las gallinas pusieron huevos negros, las vacas se negaron a ser ordeñadas, cagaditas de pájaro caían sobre nosotros y juro por mamita nuestra que cuando quisimos hablar, también aullamos.

Mi corazón se dejaba penetrar por la luz. Arder era la forma más pronta de subir al cielo. El viento mecía todo eso en lo que me estaba convirtiendo. Era humo negro salvando el espacio, luz que iluminaba las sombras de la noche.

Nada en Cocuán es lo que parece. Estamos hechos de polvo y mal, como las pesadillas. Nuestro cementerio es un pantano sembrado de cruces podridas que van desapareciendo cada vez que sube el río. Ni siquiera nuestros muertos quieren quedarse con nosotros



Cocuán com as suas casas de adobe semi construídas e vazias. Cocuán com as suas ruas de terra, lama e pedras. Os pequenos faróis quebrados onde voam galáxias de moscas e traças, o cheiro de esgoto e cana pica o nariz. Há outro cheiro que é difícil momear. Cheira a carne, carne de vaca, pele grossa de porco e urina de pássaro, cheira a loucura.

Uma noite, no mosteiro, o pároco Santamaria começou a uivar. No dia seguinte as galinhas puseram ovos negros, as vacas se negaram a ser ordenhadas, cagadelas de pássaro caíam sobre nós e juro pela nossa mãezinha que quando quisemos falar, também uivámos.

O meu coração deixava-se penetrar pela luz. Arder era a forma mais rápida de subir ao céu. O vento embalava tudo isso em que estava me estava a converter. Era fumo negro criando espaço, luz que iluminava as sombras da noite.

Nada en Cocuán é o que parece. Estamos feitos de pó e mal, como os pesadelos. O nosso cemitério é um pântano cheio de cruzes podres que vão desaparecendo cada vez que o rio sobe. Nem sequer os nossos mortos querem ficar connosco.