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30 dezembro 2009

susana barragués

Este estado de mí, este estado confuso, estado vivo
esta explosión de diminutas amapolas rojas en los senos
y corazones de elefante chorreando en las manos

esta cintura verde, este silencio habitado
este sosiego lleno de musgo
este vientre dormido
con sus organismos acuáticos y cortantes
en estado de calma

hasta que una lectura o un sueño denso
o un golpe de calor o un desagüe de algas en las entrañas
me enciende la nuca y me imprime en el centro
el ímpetu feroz de masticar flores y morder
jardines botánicos

este estado de verde estado de sitio estado salvaje
que soy yo
que me invita a salir dando portazos y patadas
a los charcos de lluvia
y abofetear las nubes y tocar con el dedo
los ojos de las telefonistas

y comer helicópteros hasta poner redondo el vientre
y regurgitar por la garganta como un huevo
a los paracaidistas perdidos

y asaltar la estafeta de correos
salir con la piel despellejada de sellos
y los puños arrugados de lenguas
empuñar la locura en las residencias de ancianos
enviar plagas de chicharras a los trenes subterráneos
lanzar una sintomatología inédita a la cara de los doctores
y sacarles en camilla el corazón por la boca

y arrancar el sosiego
y atronar los campos dormidos

este pequeño animal enfurecido
este estado de sitio de sofocante nostalgia
este estado de violenta y explosiva tristeza verde

en que termino temblando aferrada a un pajarito agonizante
que cayó de la lluvia.



Este estado de mim, este estado confuso, estado vivo
esta explosão de diminutas borboletas vermelhas nos seios
e corações de elefante jorrando nas mãos

esta cintura verde, este silêncio habitado
este sossego cheio de musgo
este ventre adormecido
com seus organismos aquáticos e cortantes
em estado de calma

até que uma leitura ou um sono denso
ou uma lufada de calor ou um desaguamento de algas nas entranhas
me acende a nuca e me imprime no centro
o ímpeto feroz de mastigar flores e morder
jardins botânicos

este estado de verde estado de sítio estado selvagem
que sou eu
que me convida a sair batendo portas e dando patadas
aos charcos de chuva
esbofeteando as nuvens e tocando com o dedo
os olhos das telefonistas

e comer helicópteros até fazer redondo o ventre
e regurgitar pela garganta como um ovo
os pára-quedistas perdidos

e assaltar o estafeta de correios
sair con a pele esfolada de selos
e os punhos encarquilhados de línguas
empunhar a loucura nas residências de anciãos
enviar pragas de torresmos aos comboios subterrâneos
lançar uma sintomatologia inédita à cara dos doutores
e tirar-lhes na maca o coração pela boca

e arrancar o sossego
e estrondar os campos adormecidos

este pequeno animal enfurecido
este estado de sítio de sufocante nostalgia
este estado de violenta e explosiva tristeza verde

onde termino tremendo agarrada a um passarinho agonizante
que caiu da chuva.