Mostrar mensagens com a etiqueta marta braier. Mostrar todas as mensagens
Mostrar mensagens com a etiqueta marta braier. Mostrar todas as mensagens

12 janeiro 2019

marta braier


Mujer sentada

Pero sé que debo hablar de esa puerta,
en un hotel para turistas de la calle Cangallo.

Recuerdo con nitidez un finísimo rayo de sol
y las partículas del aire jugando con la luz.
( Ah el sencillo fulgor de una habitación en penumbras).

Estoy sentada sobre un sucio cobertor.

El conserje me entregó la llave de la diecinueve
y miró con cara de nada
cuando le hablé de tiempo de sosiego.

Cerró la puerta y me dejó queriendo comprender.

(Los mosaicos hacían muecas con su geometría).

Poco importa si por la calle pasa un hombre,
si hay una fábrica, un frigorífico, o muchos árboles.
Pero, el aire. ¿Entra por los pulmones, sale o permanece?

¿Qué hago, qué hago aquí,
en un cuadrado sórdido y ajeno?
Ajeno. Sórdido. Agujero del mundo, digo.

Sentada sobre un sucio cobertor. De Gestos de minué

Mulher sentada

Mas sei que tenho de falar dessa porta,
num hotel para turistas da Rua Cangallo.

Lembro com nitidez um finíssimo raio de sol
e as partículas do ar brincando com a luz.
( Ah o singelo fulgor de um quarto em penumbra).

Estou sentada sobre um sujo cobertor.

O porteiro entregou-me a chave do dezanove
e olhou com cara fechada
quando lhe falei de tempo de sossego.

Fechou a porta e deixou-me querendo compreender.

(Os mosaicos faziam caretas com a sua geometria).

Pouco importa se pela rua anda um homem,
se há uma fábrica, um frigorífico, ou muitas árvores.
Mas, o ar. Entra pelos pulmões, sai ou permanece?

Que faço, que faço aqui,
num quadrado sórdido e alheio?
Alheio. Sórdido. Buraco do mundo, digo.

Sentada sobre um sujo cobertor. De Gestos de minuete