Mujer sentada
Pero sé que debo
hablar de esa puerta,
en un hotel para
turistas de la calle Cangallo.
Recuerdo con nitidez
un finísimo rayo de sol
y las partículas
del aire jugando con la luz.
( Ah el sencillo
fulgor de una habitación en penumbras).
Estoy sentada sobre
un sucio cobertor.
El conserje me
entregó la llave de la diecinueve
y miró con cara de
nada
cuando le hablé de
tiempo de sosiego.
Cerró la puerta y
me dejó queriendo comprender.
(Los mosaicos hacían
muecas con su geometría).
Poco importa si por
la calle pasa un hombre,
si hay una fábrica,
un frigorífico, o muchos árboles.
Pero, el aire.
¿Entra por los pulmones, sale o permanece?
¿Qué hago, qué
hago aquí,
en un cuadrado
sórdido y ajeno?
Ajeno. Sórdido.
Agujero del mundo, digo.
Sentada sobre un
sucio cobertor. De Gestos de minué
Mulher
sentada
Mas
sei que tenho de falar dessa porta,
num
hotel para turistas da Rua Cangallo.
Lembro
com nitidez um finíssimo raio de sol
e as
partículas do ar brincando com a luz.
( Ah
o singelo fulgor de um quarto em penumbra).
Estou
sentada sobre um sujo cobertor.
O
porteiro entregou-me a chave do dezanove
e
olhou com cara fechada
quando
lhe falei de tempo de sossego.
Fechou
a porta e deixou-me querendo compreender.
(Os
mosaicos faziam caretas com a sua geometria).
Pouco
importa se pela rua anda um homem,
se
há uma fábrica, um frigorífico, ou muitas árvores.
Mas,
o ar. Entra pelos pulmões, sai ou permanece?
Que
faço, que faço aqui,
num
quadrado sórdido e alheio?
Alheio.
Sórdido. Buraco do mundo, digo.
Sentada
sobre um sujo cobertor. De Gestos de minuete