Parque en el cuarto
Juego mucho en las sombras,
parque en el cuarto,
horario abierto en la oscuridad.
Columpio en el listón de un tiempo envenenado
cada noche o día puertas cerradas.
En su carrocería, el viaje fantasmal
de lámparas y muros,
se estrella en mi última cabeza
que huye rebotando junto con la pelota
negra colibrí, quetzal, gorrión en licuadora
cuyo pico me impregna y me mete un espectro
largo como si fuera un cuello hacia el sol.
Mi farmacia interior, mis grúas de plumas,
mi usb insertada en mi brassier intelectual
registran que los dedos abanico, que un silabario
lógico propone que cama es una cúpula dorada,
la cópula horadada, quieto buque cadena
máquina casa, dique líquido que dice el silabario informal.
Cuando estoy con mis manos y las sombras
pienso en Amanda Baggs jugando con el agua del grifo
que chorrea entre sus dedos.
“Esto no significa nada interesante, dice Baggs,
soy sólo yo interactuando con el agua, viéndola, sintiéndola”
Lo neurodivergente me enseñó muchas cosas
y la profunda sencillez con la que podemos habitar
el flujo, la quietud y lo oscuro.
Aquí soy sólo yo y la luz que habla
por medio de una lámpara, las paredes pantalla
y el aire enrarecido de la jaula.
Mi inconsciente es un parque y mi cuerpo es
un sube y baja, un pasamanos, una resbaladilla.
Parque no quarto
Brinco muito nas sombras,
parque no quarto,
horário aberto no escuro.
Balanço numa barra de tempo envenenado
todas as noites ou dias portas fechadas.
Na sua carroçaria, a viagem fantasmagórica
de lâmpadas e paredes,
estatela-se na minha última cabeça
que foge saltando junto com a bola
negro colibri, quetzal, pardal em liquidificador
cujo bico me impregna e me mete um espectro
longo como se fosse um pescoço dirigido ao sol.
Minha farmácia interior, meus guindastes de penas,
minha usb inserida no meu sutiã intelectual
registam que os dedos abano, que um silabário
lógico propõe que cama seja uma cúpula dourada,
a cópula perfurada, quieto navio corrente
máquina casa, dique líquido que diz o silabário informal.
Quando estou com as minhas mãos e as sombras
penso em Amanda Baggs brincando com a água da torneira
que lhe escorre entre os dedos.
“Isto não significa nada de interessante, diz Baggs,
sou apenas eu interatuando com a água, vendo-a, sentindo-a”
O neuro-divergente ensinou-me muitas coisas
e a profunda simplicidade com que podemos habitar
o fluxo, a quietude e o escuro.
Aqui sou só eu e a luz que fala
através de uma lâmpada, as paredes ecrã
e o ar rarefeito da jaula.
O meu inconsciente é um parque e o meu corpo é
um sobe e desce, um corrimão, um escorrega.