Mostrar mensagens com a etiqueta blanca varela. Mostrar todas as mensagens
Mostrar mensagens com a etiqueta blanca varela. Mostrar todas as mensagens

09 agosto 2009

blanca varela

VALS DEL ÁNGELUS

VE LO que has hecho de mí, la santa más pobre del museo, la de la última sala, junto a las letrinas, la de la herida negra como un ojo bajo el seno izquierdo.
Ve lo que has hecho de mí, la madre que devora a sus crías, la que se traga sus lágrimas y engorda, la que debe abortar en cada luna, la que sangra todos los días del año.
Así te he visto, vertiendo plomo derretido en las orejas inocentes, castrando bueyes, arrastrando tu azucena, tu inmaculado miembro, en la sangre de los mataderos. Disfrazado de mago o proxeneta en la plaza de la Bastilla -Jules te llamabas ese día y tus besos hedían a fósforo y cebolla. De general en Bolivia, de tanquista en Vietnam, de eunuco en la puerta de los burdeles de la plaza México.
Formidable pelele frente al tablero de control; grand chef de la desgracia revolviendo catástrofes en la inmensa marmita celeste.
Ve lo que has hecho de mí.
Aquí estoy por tu mano en esta ineludible cámara de tortura, guiándome con sangre y con gemidos, ciega por obra y gracia de tu divina baba.
Mira mi piel de santa envejecida al paso de tu aliento, mira el tambor estéril de mi vientre que sólo conoce el ritmo de la angustia, el golpe sorde de tu vientre que hace silbar al prisionero, al feto, a la mentira.
Escucha las trompetas de tu reino. Noé naufraga cada mañana, todo mar es terrible, todo sol es de hielo, todo cielo es de piedra.
¿Qué más quieres de mí?
Quieres que ciega, irremediablemente a oscuras deje de ser el alacrán en su nido, la tortuga desollada, el árbol bajo el hacha, la serpiente sin piel, el que vende a su madre con el primer vagido, el que sólo es espalda y jamás frente, el que siempre tropieza, el que nace de rodillas, el viperino, el potroso, el que enterró sus piernas y está vivo, el dueño de la otra mejilla, el que no sabe amar a sí mismo porque siempre está solo. Ve lo que has hecho de mí. Predestinado estiércol, cieno de ojos vaciados.
Tu imagen en el espejo de la feria me habla de una terrible semejanza.



Vê o que fizeste de mim, a santa mais pobre do museu, a da última sala, ao pé das latrinas, a da ferida negra como um olho debaixo do seio esquerdo.
Vê o que fizeste de mim, a mãe que devora as suas crias, a que traga as suas lágrimas e engorda, a que tem de abortar em cada lua, a que sangra todos os dias do ano.
Assim te vi, vertendo chumbo derretido nas orelhas inocentes, castrando bois, arrastando a tua açucena, o teu imaculado membro, no sangue dos matadouros. Disfarçado de mágico ou proxeneta na praça da Bastilha – Jules era como te chamavas nesse dia e os teus beijos fediam a fósforo e cebola. De general na Bolívia, de tanquista no Vietname, de eunuco na porta dos bordéis da praça México.
Formidável fantoche diante do painel de controlo; grand-chef da desgraça revolvendo catástrofes na imensa marmita celeste.
Vê o que fizeste de mim.
Eis-me aqui pela tua mão nesta iniludível câmara de tortura, guiando-me com sangue e com gemidos, cega por obra e graça da tua divina baba.
Olha a minha pele de santa envelhecida a acompanhar o teu alento, olha o tambor estéril do meu ventre que só conhece o ritmo da angústia, o golpe surdo do teu ventre que faz silvar o prisioneiro, o feto, a mentira.

Escuta as trompetas do teu reino. Noé naufraga todas as manhãs, todo o mar é terrível, todo o sol é de gelo, todo o céu é de pedra.
Que mais queres de mim?
Queres que cega, irremediavelmente às escuras deixe de ser o lacrau no seu ninho, a tartaruga esfolada, a árvore sob o machado, a serpente sem pele, aquele que vende a sua mãe com o primeiro vagido, o que só é costas e nunca frente, o que tropeça sempre, o que nasce de joelhos, o viperino, o afortunado, o que enterrou as pernas e está vivo, o dono da outra bochecha, o que não sabe amar-se porque está sempre só.
Vê o que fizeste de mim.
Predestinado esterco, lama de olhos esvaziados.

A tua imagem no espelho da feira fala-me de uma terrível semelhança