No quiero la palabra precisa.
Es pobre y es pequeña.
Quiero una palabra
llena de flecos.
Una lámpara con chupones morados.
Una excrecencia.
Gota que rezuma del canalón.
La estalactita rota.
El polvo de trabajar los brillantes.
Un hielo deshecho.
Y deshaciéndose.
La saliva que le escapa, por la comisura,
a la bella que duerme en el bosque.
La ganga del mineral.
El hilo que sobra detrás del cañamazo.
No quiero la palabra precisa,
sino una llena de flecos,
una lámpara y vuelta a empezar,
un laberinto,
la flor,
una palabra
que ni yo misma entienda
y solo pueda poseer
cuando los otros,
los de buena voluntad,
me la traduzcan.
Não quero a palavra certa.
É pobre e é pequena.
Quero uma palavra
cheia de franjas.
Um abajur com chupões roxos.
Uma excrescência.
Gota que escorre da calha.
A estalactite quebrada.
O pó de trabalhar os brilhantes.
Um gelo desfeito.
E a desfazer-se.
A saliva que lhe escapa, pela comissura,
à bela que dorme no bosque.
A pechincha do mineral.
O fio que sobra atrás do cano.
Não quero a palavra precisa,
mas uma cheia de franjas,
uma lâmpada e volta a começar,
um labirinto,
a flor,
uma palabra
que nem eu própria conheça
e só possa possuir
quando os outros,
os de boa vontade,
ma traduzam.