Kintsugi
Hay que cubrir de oro las heridas.
Me sirvo un té chai por la mañana y pienso
en constelaciones, en delicados senderos
con sabor a miel cálida.
Hasta el monje más paciente, el último
en permanecer sentado
cuando la calma está a punto de derramarse,
resoplaría la verdad:
si el dolor o, más bien,
la incompetencia
se solidifican y refulgen
no es para inspirarme,
es para que no olvide.
Kintsugi
Há que cobrir de ouro as feridas.
Bebo chá chai de manhã e penso
em constelações, em delicadas sendas
com sabor a mel quente.
Até o monge mais paciente, o último
a permanecer sentado
quando a calma estiver prestes a derramar-se,
ressoará a verdade:
se a dor ou, melhor,
a incompetência
se solidificam e irradiam
não é para me inspirar,
é para que não esqueça.