Mostrar mensagens com a etiqueta julieta marchant. Mostrar todas as mensagens
Mostrar mensagens com a etiqueta julieta marchant. Mostrar todas as mensagens

27 outubro 2017

julieta marchant

CAMINAMOS PENSANDO en el nombre
en su obrar sigiloso
el lento proceder de una palabra.
Lo que heredé de mi madre y lo que ella de la suya heredó:
un nombre endurecido por el tiempo
la etiqueta que la carne tolera.
El rastro que en nosotras se abandona
los cuerpos reposan en su quietud imaginaria
de mi madre me separa un muro
a través de él la escucho quejarse
su desvelo me sostiene.
Huye la imagen y con ella el invierno
–las estaciones cavan la ausencia–
resguardo una escena, circula adentro el trazo que la borra.
Si pudiese escribir sobre un recuerdo cualquiera
que en el trayecto se resistiera a la inmovilidad
la letra un puñado de plumas que sepultadas pretenden.
Esta lejanía atesora un cadáver.
Las manos de mi abuela trenzaron un pasado distinto al de las fotografías
avizoro una cierta cadencia en el reloj oprimiendo su muñeca
el pelo terso, su canosidad embrutecida por el limón
la enagua acaso, los objetos –pensamos–
mientras mi madre clasifica vestidos que nadie volverá a usar.
Lo que alguna vez cubrió un cuerpo ahora lo descubre
inservible y desposeído de sus partes.
Desmantelo la casa
me ovillo entonces
por el contacto con la muerte replegarse hacia la infancia
retroceder
protejo retazos
zurzo
donde la tela cede y oscurece la memoria
aprieto la mano.
Restituir la herencia de un nombre
con otro que recubre el espacio que el primero desdeñó
un origen fraguado apenas
reconocerse tal vez
en el olvido ajeno
las palabras flotan y rajan.
Estrechas salas de estar amontono:
esquinado el patio de hibiscus, mi madre anudando tallos
rudimentarias estrategias para encauzar un árbol aún minúsculo
yo amarro también, por imitación o desgano:
una cierta tendencia al orden
o la fe heredada en los métodos.
Simultáneos nudos poblando el paisaje
caracoles quebrados en el trayecto involuntario de un niño
breves muertes en mi pequeño pie resuenan.
El pulso empuja hacia el interior, redimo lo impreciso
que me habita cuando intento alcanzar
la huella de mi pie
su absurda rebeldía al arquearse hacia adentro
las plantillas que intentaron refrenarlo
(un cuerpo manifiesta su diferencia).
Los zapatos de mi abuela deformados
sus dedos martilleando la gamuza
la gruesa cicatriz vertical que cruza el empeine de mi madre
y quiebra el ángulo de la pierna.
Las diferencias nos hicieron el nombre.
En el patio un árbol atado a otro mayor simula perfección
me sobrepongo un vestido que nadie volverá a usar
ella dobla y clasifica prendas aún tibias
que en cajas preservarán su color.
Lo que una vez cobijó y que ahora la carne despoja.
Enmiendo mi nombre, me reanudo.

CAMINHAMOS PENSANDO no nome
na sua operação sigilosa
o lento processo de uma palavra.
O que herdei da minha mãe e o que ela herdou da sua :
um nome endurecido pelo tempo
a etiqueta que a carne tolera.
O rasto que em nós se abandona
os corpos repousam na sua quietude imaginária
da minha mãe separa-me uma parede
através da qual a oiço queixar-se
o seu desvelo me sustém.
Foge a imagem e com ela o inverno
- as estações cavam a ausência -
Preservo uma cena, circula por dentro o traço que a apaga.
Se pudesse escrever sobre uma recordação qualquer
que no trajeto resistisse à imobilidade
a letra um punhado de penas que sepultadas pretendem.
Esta lonjura aprecia um cadáver.
As mãos da minha avó entrelaçaram um passado diferente das fotografias
entrevejo uma certa cadência no relógio oprimindo o seu pulso
o cabelo macio, o seu grisalho embrutecido pelo limão
a combinação porventura, os objetos – pensamos -
enquanto a minha mãe classifica vestes que ninguém voltará a usar.
Aquilo que certa vez cobriu o corpo, descobre-o agora
inútil e despossuído das suas partes.
Desmantelo a casa
enovelo-me então
pelo contacto com a morte recuar até à infância
retroceder
protejo retalhos
zurzo
onde o tecido cede e obscurece a memória
aperto a mão.
Restituir a herança de um nome
com outro que preenche o espaço que o primeiro desdenhou
uma origem forjada apenas
reconhecer-se talvez
no esquecimento alheio
as palavras descolam e racham.
Estreitas salas de estar amontoado:
dobrado o pátio de hibiscos, a minha mãe amarrando talos
rudimentares estratégias para encaminhar uma árvore ainda min+uscula
eu amarro também, por imitação ou desalento :
uma certa tendência para a ordem
ou a fé herdada nos métodos.
Simultâneos nós povoando a paisagem
caracóis quebrados no trajeto involuntário de uma criança
breves mortes no meu pequeno pé ressoam.
A pulsação empurra para o interior, redimo o impreciso
que me habita quando tento alcançar
a marca do meu pé
a sua absurda rebeldia em arquear-se para dentro
as palmilhas que o tentaram refrear
(um corpo manifesta a sua diferença).
Os sapatos da minha avó deformados
os seus dedos martelando a camurça
a espessa cicatriz vertical que cruza o peito do pé da minha mãe
e quebra o ângulo da perna.
As diferenças fizeram-nos o nome.
No pátio uma árvore atada a outra maior simula perfeição
sobreponho em mim um vestido que ninguém voltará a usar.
ela dobra e classifica peças ainda quentes
que nas caixas preservaram a sua cor.
O que uma vez cobiçou e que agora a carne despoja
Emendo o meu nome, recomeço-me.