La teoría de Sjögren
La casa se llenó de hormigas.
Fue la noche de la sequía y
las abundantes lagañas,
el día en que tu cuerpo se volvió contra ti.
Tú:
un dolor de músculos ardientes
y manos frías;
un país sin nombre
que busca colonizar el agua.
Hay en la frontera del mundo un bosque.
Una plaga de escarabajos ataca sus troncos
y todo funciona.
Solía escuchar de joven que
uno no ha abandonado nada.
La mayoría de lo que vemos
no existe.
Ese día mientras bañabas a tu madre
me reconocí en sus pliegues,
las grandes manchas en su cuello
formando continentes,
tierras extrañas.
Tú luchabas por una nueva conquista:
sorber con tu boca de niña
todo el líquido de sus pechos.
También el mar.
Lame los bordes del mundo
y queman.
La memoria del hambre.
Salivo.
Hay sabores más agradables con el miedo.
Un forastero me preguntó si aquí también
caen las hojas de los árboles;
como cuando un niño toma conciencia
que el planeta gira y su silencio
hace que las cosas germinen.
En nuestra órbita gravitan
pedazos de antiguos cohetes y satélites,
restos de nuestras exploraciones.
De eso se conforma la materia;
la luz que nos cubre es de estrellas muertas.
Nada está lo suficientemente húmedo.
Labramos la tierra sin poseerla
como el cuerpo.
A esta hora la última chispa
[de saliva]
y la gravedad
tira tus dientes como frutos.
Enséñame el arte de devorarnos.
A teoria
de Sjögren
A
casa encheu-se de formigas.
Foi
noite de seca e
abundantes
remelas,
o
dia em que o teu corpo se voltou contra ti.
Tu
:
Uma
dor de músculos ardentes
e mãos
frias;
um
país sem nome
que
procura colonizar a água.
Há
na fronteira do mundo um bosque.
Uma
praga de besouros ataca os seus troncos
e
tudo funciona.
Costumava
ouvir em jovem que
ninguém
abandonou nada.
A maioria
do que vemos
não
existe.
Nesse
dia enquanto davas banho à tua mãe
Reconheci-me
nos seus vincos
nas
grandes manchas do seu pescoço
formando
continentes,
terras
estranhas.
Tu
lutavas por uma nova conquista:
sorver
com a tu boca de criança
todo
o líquido dos seus peitos.
Também
o mar.
Lambe
os limites do mundo
e queimam.
A
memória da fome.
Salivo.
Há
sabores mais agradáveis com o medo.
Um
forasteiro perguntou-me se aqui também
caem
as folhas das árvores;
como
quando uma criança toma consciência
que
o planeta gira e o seu silêncio
faz
com que as coisas germinem.
Na
nossa órbita gravitam
pedaços
de antigos foguetões e satélites,
restos
de nossas explorações.
Disso
se conforma a matéria;
a luz
que nos cobre é de estrelas mortas.
Nada
está suficientemente húmido.
Lavramos
a terra sem a possuir
como
o corpo.
A
esta hora a última chispa
[de
saliva]
e a
gravidade
derruba
os teus dentes como frutos.
Ensina-me
a arte de nos devorarmos.