Mostrar mensagens com a etiqueta beatriz estrada moreno. Mostrar todas as mensagens
Mostrar mensagens com a etiqueta beatriz estrada moreno. Mostrar todas as mensagens

03 junho 2020

beatriz estrada moreno


La teoría de Sjögren

La casa se llenó de hormigas.
Fue la noche de la sequía y
las abundantes lagañas,
el día en que tu cuerpo se volvió contra ti.

Tú:
un dolor de músculos ardientes
y manos frías;
un país sin nombre
que busca colonizar el agua.

Hay en la frontera del mundo un bosque.
Una plaga de escarabajos ataca sus troncos
y todo funciona.

Solía escuchar de joven que
uno no ha abandonado nada.
La mayoría de lo que vemos
no existe.

Ese día mientras bañabas a tu madre
me reconocí en sus pliegues,
las grandes manchas en su cuello
formando continentes,
tierras extrañas.

Tú luchabas por una nueva conquista:
sorber con tu boca de niña
todo el líquido de sus pechos.

También el mar.
Lame los bordes del mundo
y queman.

La memoria del hambre.

Salivo.

Hay sabores más agradables con el miedo.

Un forastero me preguntó si aquí también
caen las hojas de los árboles;
como cuando un niño toma conciencia
que el planeta gira y su silencio
hace que las cosas germinen.

En nuestra órbita gravitan
pedazos de antiguos cohetes y satélites,
restos de nuestras exploraciones.
De eso se conforma la materia;
la luz que nos cubre es de estrellas muertas.

Nada está lo suficientemente húmedo.
Labramos la tierra sin poseerla
como el cuerpo.

A esta hora la última chispa
[de saliva]
y la gravedad
tira tus dientes como frutos.

Enséñame el arte de devorarnos.



A teoria de Sjögren

A casa encheu-se de formigas.
Foi noite de seca e
abundantes remelas,
o dia em que o teu corpo se voltou contra ti.

Tu :
Uma dor de músculos ardentes
e mãos frias;
um país sem nome
que procura colonizar a água.

Há na fronteira do mundo um bosque.
Uma praga de besouros ataca os seus troncos
e tudo funciona.

Costumava ouvir em jovem que
ninguém abandonou nada.
A maioria do que vemos
não existe.

Nesse dia enquanto davas banho à tua mãe
Reconheci-me nos seus vincos
nas grandes manchas do seu pescoço
formando continentes,
terras estranhas.

Tu lutavas por uma nova conquista:
sorver com a tu boca de criança
todo o líquido dos seus peitos.

Também o mar.
Lambe os limites do mundo
e queimam.

A memória da fome.

Salivo.

Há sabores mais agradáveis com o medo.

Um forasteiro perguntou-me se aqui também
caem as folhas das árvores;
como quando uma criança toma consciência
que o planeta gira e o seu silêncio
faz com que as coisas germinem.

Na nossa órbita gravitam
pedaços de antigos foguetões e satélites,
restos de nossas explorações.
Disso se conforma a matéria;
a luz que nos cobre é de estrelas mortas.

Nada está suficientemente húmido.
Lavramos a terra sem a possuir
como o corpo.

A esta hora a última chispa
[de saliva]
e a gravidade
derruba os teus dentes como frutos.

Ensina-me a arte de nos devorarmos.