Hombre, de qué
nos sirven las noches
Hombre, de qué nos
sirven las noches
si hemos abandonado
el amor
solo a su propia
suerte
mudo y arrinconado
como una anciana guitarra
que dejó de cantar.
Para qué sirve la
brisa, este amarillo que encendimos
los barquitos de
papel sobre el estanque del parque
los chingorros
brillantes que dejamos
sobre la misma pared
donde claváramos, ilusionados,
los sueños.
De qué nos sirve
este montón de esperanza entre las manos
a qué jugar con
gotas de rocío que nos empapen el cuerpo
con tardes que nos
enciendan el pelo
a qué, si hemos
perdido la tierra
y la batalla.
Homem,
para que nos servem as noites
Homem,
para que nos servem as noites
se
abandonámos o amor
à
sua sorte
mudo
e acantonado como uma velha guitarra
que
deixou de tocar.
Para
que serve a brisa, este amarelo que acendemos
os
barquinhos de papel no lago do parque
os
gorros brilhantes que deixamos
na
mesma parede onde craváramos, iludidos,
os
sonhos.
Para
que nos serve este monte de esperança entre as mãos
para
quê brincar com gotas de geada que nos empapam o corpo
com
as tardes que nos acendem os cabelos
para
quê, se perdemos a terra
e a
batalha.