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21 novembro 2013

karen villeda

Me sorprende tener corazón para la demencia.
*
Es la canilla de la estirpe la que manda. A cuentagotas se derrumban mis reflejos de sangre en una escalera corporal. “No hay cuesta arriba.” Contrafuerte en el madero para bautizar los pozos arrojando este cuerpo sobre redondeles de carcoma. La trabazón de los dientes siembra sangre en la tierra agrietada de Babia, cesan los albores en el alfabeto del lodo.

No hay un reino para incendiar bajo las vendas de mis heridas.

Hubo, entonces, un anhelo volcado para repartir en la heredad codiciosa, sin frutos que recoger y el hambre oculta en las encías. “Es lo único que hay para la tripa.”

*
“Un resplandor.”

No hay que temerle. No hay que sobrevivir a la lujuria para desgraciar las carnes.


Surpreende-me ter coração para a demência.
*
É a canela da linhagem quem manda. A conta-gotas derrubam-se os meus reflexos de sangue numa escada corporal. “Não há costa acima”. Contraforte na madeira para baptizar os poços atirando este corpo para círculos de carcoma. A travagem dos dentes semeia sangue na terra gretada de Babia, cessam os alvores no alfabeto do lodo.

Não há um reino para incendiar debaixo das vendas das minhas feridas.

Houve, então, uma pulsão invertida para repartir na herdade cobiçosa, sem frutos para colher e a fome oculta nas gengivas. “É a única coisa que há para a tripa”

*
“Um resplendor.”

Não há que o temer. Não há que sobreviver à luxúria para desgraçar as carnes.