Soy una niña y pinto de colores
el tronco sepulcral de los dibujos,
un árbol como un diente contra el cielo,
la forma imaginada del ahorcado.
Quiero ser una niña y volver hasta el vientre
del agua y su silencio del inicio,
el flujo de la sangre que me lleva
y hace infancia este tiempo insoportable,
pero estoy viendo el mar como la suma
de capas de aluminio y de desecho,
el peso en la cabeza de metal,
la entraña solitaria e inquisitiva
atenta a ese rumor que no se siente.
Vigilo la semántica del agua,
el modo en que la arena se hace verbo
y nombra nuestras huellas en la espuma,
no acaricia palabras para el aire
pero sí los tobillos y zapatos.
La voz que anda escondida en su guarida,
su cajita de miedo musical,
aguarda que restalle el alarido
de estar viviendo el pánico de ser
si el miedo es una forma de la boca,
una expresión del cáliz de amargura.
Las olas entre tanto se divierten,
su canto es insonoro y necesario
para aguardar el tiempo del exceso.
Sou uma menina e pinto de cores
o tronco sepulcral dos desenhos,
uma árvore como um dente contra o céu,
a forma imaginada do enforcado.
Quero ser uma menina e voltar para o ventre
da água e o seu silêncio do início,
o fluxo de sangue que me leva
e torna infância este tempo insuportável,
mas estou a ver o mar como a soma
de camadas de alumínio e de desperdícios,
o peso na cabeça de metal,
a entranha solitária e inquisitiva
atenta a esse rumor que não se sente.
Vigio a semântica da água,
o modo como a areia se torna verbo
e nomeia as nossas pegadas na espuma,
não acaricia palavras para o ar
mas antes os tornozelos e os sapatos.
A voz que anda escondida na sua guarida,
a sua caixinha de medo musical,
espera que restaure o alarido
de estar a viver o pânico de ser
de estar vivendo o pânico de ser
se o medo é uma forma de boca,
uma expressão do cálice de amargura.
As ondas enquanto se divertem,
seu canto é insonoro e necessário
para aguardar o tempo do excesso.
As ondas entre tanto se divertem,
o seu canto é insonoro e necessário
para aguardar o tempo do excesso.