El hombre que camina delante de mí
se detiene cada pocos metros, mira hacia
arriba, respira o suspira, golpea el
suelo con el paraguas, asoma su talón
blanco por el hueco del calcetín.
Lo sigo en la distancia. No sabe que lo sigo.
Nos perdemos en la frondosidad del camino circular.
No encuentro la línea de la melancolía,
que me llama desde las calles del plano; será
la que traza el hombre mientras pasea
por el parque que no tiene centro.
O homem que caminha diante de mim
detém-se a cada pequena distância, olha para
cima, respira ou suspira, bate no
chão com o guarda-chuva, levanta o calcanhar
branco pelo buraco da peúga.
Sigo-o à distância. Ele não sabe que o sigo.
Perdemo-nos na frondosidade do caminho circular.
Não encontro a linha da melancolia,
que me chama das ruas do plano; será
a que o homem traça enquanto passeia
pelo parque que não tem centro.