05 maio 2021

ana lucas

 

Gasolina


Así como llegaste

reventando los cristales de mis ojos

usando tus garras para trepar

desde mis tobillos,

mordiendo justo debajo del ombligo,

cocinándome a fuego lento el corazón,

besando sin prisa

como besan los que saben de amor.

Sabías de amor porque no lo querías.

Yo creía que sí,

que sería yo,

que serías tú.

Así como llegaste te he echado,

te has ido,

he sorprendido al desencanto al cogerte por los pies

y arrastrarte lejos.

Cuando tu barco atracó en mi puerto

no vi desembarcar a las ratas.

Sólo miré al bajar tú, sonriente,

escoltado por dos linces

que afilaban sus garras en el cemento.

Buque de madera picada,

carcoma y fobias desatadas.

Lo cubriste con una sábana.

Era naranja, lo recuerdo,

se fundió con la puesta de sol.

Te escuché silbar

y acudieron mis zapatos

dóciles,

siguiendo las huellas de tus pies descalzos.

Llegué a ser un caligrama,

tus palabras dibujaban tulipanes en mi boca.

Marchitó el jardín;

lloré por él.

Lo abandoné

y tú también.

Cementerio de gusanos.

No quise verlo arder

pero lo ahogué en gasolina mirándote a los ojos.



Gasolina


Assim como chegaste

estourando os cristais dos meus olhos

usando as tuas garras para trepar

desde os meus tornozelos,

mordendo logo abaixo do umbigo,

cozinhando em lume brando o meu coração

beijando sem pressa

como beija quem sabe de amor.

Sabias de amor porque não o querias.

Eu acreditava que sim,

que seria eu,

que serias tu.

Tal como chegaste te expulsei,

foste embora,

surpreendi o desencanto ao agarrar-te pelos pés

e arrastar-te para longe.

Quando o teu barco atracou no meu porto

não vi desembarcar os ratos.

Só ao descer, te vi a ti, sorridente,

escoltado por dois linces

que afiavam as garras no cimento.

Navio de madeira picada,

caruncho e fobias libertadas.

Tapaste-o com um lençol.

De laranja, lembro-me,

fundiu-se com o pôr-do-sol.

Ouvi-te assobiar

e apareceram os meus sapatos

dóceis,

seguindo as pegadas dos teus pés descalços.

Cheguei a ser um caligrama,

as tuas palavras desenhavam tulipas na minha boca.

Murchou o jardim;

Chorei por ele.

Abandonei-o

e tu também.

Cemitério de gusanos.

Não o quis ver arder

mas afoguei-o em gasolina enquanto te olhava os olhos.