MALDITO
JUNIO
Imperceptible
cae sobre mí la sotana del atardecer,
maldito
Junio que llegas con tu boca hambrienta de cadáveres
a
saborear los desperdicios de este día.
Nadie
conoce el instante cuando arrancaste el útero
y
lo devoraste como a un conejo negro
ese
día de dientes apretados y lengua carcomida por el tiempo
cuando
guardaste en tu congelador los últimos vestigios
porque
no te conformaste con sorber la última gota inocente.
Otra
vez estás aquí, golpeando la ventana
y
mirándome con los ojos del exilio.
Tu
gesto invernal hurga los recodos de la casa,
sabes
que falta menos tiempo
y
que los días se acercan sigilosos
como
puñales lanzados desde ese lugar
que
sólo nosotras conocemos.
Abominable
Junio,
que
traes guardado en tu bolsillo
el
grito silencioso de los huesos
y
en tus uñas se pudre la tierra del foso que cavaste.
Entra
y olvidaré que alguna vez robaste los recuerdos de esta casa.
Ellas
no retornarán en las alas de ese ángel
que
alguna vez lloró la ausencia del amor.
La
obstinada cerrará los ojos y te dejará hacer,
si
te atreves, si es que puedes.
En
esta casa no habitan suplicantes.
MALDITO
JUNHO
Impercetível
cai sobre mim a sotaina do entardecer,
maldito
Junho que chegas com a tua boca faminta de cadáveres
saboreando
os desperdícios deste dia.
Ninguém
conhece o instante em que arrancaste o útero
e
o devoraste como a um coelho negro
nesse
dia de dentes apertados e língua carcomida pelo tempo
quando
guardaste no teu congelador os últimos vestígios
porque
não te conformaste em sorver a última gota inocente.
Outra
vez aqui estás, batendo na janela
e
olhando-me com os olhos do exílio.
O
teu gesto invernal escava os cantos da casa,
sabes
que falta menos tempo
e
que os dias se aproximam sigilosos
como
punhais lançados desse lugar
que
só nós conhecemos.
Abominável
Junho,
que
trazes guardado no bolso
o
grito silencioso dos ossos
e
nas tuas unhas apodrece a terra do fosso que cavaste.
Entra
e esquecerei que alguma vez roubaste as lembranças desta casa.
Elas
não voltarão nas asas desse anjo
que
uma vez chorou a ausência do amor.
A
obstinada cerrará os olhos e deixar-te-á fazer,
se
te atreveres, se conseguires.
Nesta
casa não moram suplicantes.