22 janeiro 2021

marina casado

 

Toda la luz


No había conocido aún las espinas del mundo.

Dentro de aquella mano, grande como un tumulto

de golondrinas viejas,

fui una niña coleccionista de veranos,

tendente a la melancolía,

que soñaba con hadas y temía los años

en los que nadie pudiera protegerme.

Cuando miro mecerse las hojas de los árboles

en los columpios amarillos que levanta el otoño,

los escombros de una ciudad atardecida,

siento en mi mano todavía

la sombra de su mano,

regalándome, como entonces,

toda la luz.




Toda a luz


Ainda não tinha conhecido o farpado do mundo.

Dentro dessa mão, grande como tumulto

de andorinhas velhas,

fui uma menina colecionadora de verões,

tendente à melancolia,

que sonhava com fadas e temia os anos

em que ninguém me pudesse proteger.

Quando olho as folhas das árvores

nos balancés amarelos que o outono levanta,

os escombros de una cidade entardecida,

sinto na minha mão ainda

a sombra da sua mão,

oferecendo, como então,

toda a luz.