28 abril 2019

francisca aguirre


A veces camino por mi casa como caminan los insectos, es decir, como supongo que caminan los insectos; para decirlo mejor, con el aturdimiento y la ignorancia propios de quien no sabe dónde está. Porque, imagino que el sitio de una cucaracha no es el páramo frío de las baldosas, ni la superficie resbaladiza de los azulejos. ¿Cómo es posible que estemos todos tan descolocados? ¿Qué hace una cucaracha en un bonito apartamento? ¿Y qué hago yo departiendo con una cucaracha? ¿Qué haces tú por aquí, sin nada que llevarte a la boca? El bicho me contempla un instante y luego, en un tono más bien irónico, me dice: aproximadamente lo mismo que el mendigo que duerme en los soportales de la Escuela de Minas, y un minuto después desaparece por la ranura del friegaplatos. Para que luego digan que lo de todos los días es muy aburrido…

Às vezes ando por casa como andam os insetos, ou antes, como suponho que andam os insetos; melhor dizendo, com o atordoamento e a ignorância próprios de quem não sabe onde está. Porque, imagino que o sítio de uma barata não é a charneca fria dos ladrilhos ou a superfície resvaladiça dos azulejos. Como é possível que estejamos todos tão deslocados? Que anda a fazer uma barata num apartamento bonito? E que é que eu estou a fazer debatendo com uma barata? Que fazes tu aqui sem nada para meteres na boca? O bicho contempla-me um instante e depois, em tom muito mais irónico, diz-me: aproximadamente o mesmo que o mendigo que dorme nas arcadas da Escola de Minas, e no minuto seguinte desaparece pelo ralo do lavatório de pratos. Para que a seguir digam que o quotidiano é muito aborrecido ...