7.00 pm
Cuando la luz de
las 7 de la tarde al otro lado de la ventanilla,
cabría pensar que
la vida no es tan terrible.
Que aún queda
leer y las fotos,
pasear con la
vista puesta en la parte alta de los edificios
o imaginar
historias de otros en un balcón abierto.
Pero
irremediablemente acontece un echar de menos
el abrazo de mamá
y esconder la nariz
en la camiseta de
Él.
Porque Ella sabe
que llegará a casa de noche,
que en la otra
ciudad hará frío,
que el metro
tardará más de lo que debiera...
Y luego el desierto
y el trabajo.
Que la habitación
se llene de silencio
y después el aire
en la faringe y el estómago.
Y no saber que
existen las 7.00 pm
ni mamá ni Él.
Ni Ella.
Que tan solo los
nervios entre los dientes
y quizás (acaso)
una llamada inoportuna
-pero inesperada-
y una habitación
que explota
-sin motivo aparente-.
Son tan terribles
las 7.00 pm que
si no existieran
Ella olvidaría cómo mirar.
7.00 pm
Pela luz das 7 da
tarde do outro lado do postigo
haveria que pensar que
a vida não é assim tão terrível.
Ainda há coisas para
ler e fotografias,
passear a vista colocada
na parte alta dos prédios
ou imaginar histórias
de outros numa varanda aberta.
Mas inevitavelmente
cai um menosprezo
o apertar da mãezinha
no esconder do nariz
na t-shirt d’Ele.
Porque Ela sabe que
vai chegar a casa de noite,
que na outra cidade
estará frio,
que o metro demorará
mais do que o previsto…
Que o quarto se vai encher
de silêncio
e a seguir o ar na
faringe e no estômago.
E não saber que
existem as 7:00pm
nem a mãezinha nem Ele.
Nem Ela.
Apenas os nervos entre
o dentame
E talvez (por acaso)
um toque inoportuno
-mas inesperado-
e um quarto que
explode
- sem motivo
aparente-
São tão terríveis as
7:00pm
que se não existissem
Ela se esqueceria de
como olhar.
(tradução:
alberto augusto miranda)