24 janeiro 2013

lucía estrada




Tras el muro que guarda el jardín
el sendero se abre como prueba
de que otros han transitado ya
esta región desolada, húmeda, inestable.


Huellas sin tiempo envuelven tus pasos
haciéndolos más confusos
hundiéndolos en la extrañeza.


Cada palabra que oscureció bajo el rayo
se adelanta y camina junto a ti
como una hermana que no reconoces
porque también su rostro
fue deshecho por la tormenta.


Sólo quien ha resistido
el golpe seco de la sombra advierte
la hendidura que acerca el horizonte
y nos exime de la muerte.


"El ardor, el color, el dolor…" Desde allí se alzarán acaso
con mayor ímpetu, y te devolverán el pálpito
el miedo, la incertidumbre.


Este camino a nadie pertenece
ni la tierra huérfana que tus pies
traen de regreso.




Por detrás do muro que estanca o jardim
abre-se o carreiro como prova
de que outros já transitaram
esta região desolada, húmida, instável.


Marcas sem tempo envolvem os teus passos
tornando-os mais confusos
fundindo-os na estranheza.


Cada palavra que escureceu sob o raio
adianta-se e caminha ao teu lado
como uma irmã que não reconheces
porque também o seu rosto
foi desfeito pela tormenta.


Só a quem resistiu
o golpe seco da sombra adverte
a abertura que aproxima o horizonte
e nos exime da morte.


"O ardor, a cor, a dor…" Dali se alçarão acaso
com maior ímpeto, e te devolverão o palpitar
o medo, a incerteza.


Este caminho a ninguém pertence
nem a terra órfã que os teus pés
trazem de regresso.